EXISTIERON

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En los años de los 70 me di cuenta de que existían. Eran los viejos de la CNT. Se trataba de hombres en su mayor parte, también algunas mujeres, de manos grandes, piel tostada y profundas arrugas, que estaban llegando a la edad en que un obrero se jubila. Cada viejo tenía un relato que contar, y se trataba casi siempre de un recuerdo interesante, jugoso. Veías pasar a González, un escayolista de culo gordo, mono blanco y sucio, y andar patoso. Había corrido como la pólvora el rumor de que en una obra había entrado “el jefe” pegando voces e insultando a todo el mundo. El tal González se había bajado de su andamio, se había dirigido hacia él, y le había dado un solo guantazo sin mediar palabra, que restalló en todo el edificio implantando un silencio serio, espeso y muy educado. Eran tiempos negros de Dictadura franquista, miles de hombres estaban en la cárcel por menos que eso. Pero el jefe no denunció a González. ¿Por qué?

Empecé a indagar, y encontré otra historia, una historia que no tenía que ver con el partido comunista y con Rusia. Era siempre la historia de unos obreros manuales, de los que hoy serían llamados iletrados e incultos. Yo buscaba a los intelectuales, a los científicos, a los grandes líderes de extracción burguesa, y no los encontraba. Por motivos misteriosos, en los años veinte y treinta del siglo XX estos obreros se habían organizado en torno a un sindicato -la CNT-. ¿Por qué estabais en la CNT? -les preguntaba. -¿Por qué? Porque sí, qué tiene de raro -me contestaba Pedro.

Afiliándose al sindicato ellos mismos eran la CNT, y la CNT al mismo tiempo que existía por ellos, les daba vida otra vida a ellos. Escuelas, grupos de teatro, periódicos, bibliotecas, grupos de acción, de discusión… estaban muy organizados. Y habían sido derrotados en una guerra. Los supervivientes arrastraban el peso infame de esa derrota, con la marca del vencido que no se rinde, pero que ha perdido la esperanza. Eran tercos, pero los jóvenes tenían otros referentes: el partido, Mao, Cuba, desarrollo de las fuerzas productivas, imperialismo, alienación… Esos hombres y mujeres, que se decían de la CNT, anarcosindicalistas, eran “aliados objetivos de la reacción” según los cultos marxistas. ¿Reaccionarios? Pues a mí no me daba esa impresión. Parecían trabajadores corrientes.

Empecé a hablar con ellos, y siempre me sorprendían. Este se afilió con nueve años, porque con nueve años empezó a trabajar, y estaba deseando empezar a cotizar para ser un hombre. Esta mujer de rostro simpático me cuenta que en unos tiempos de moral rígida, siendo mocita bastaba con decir en casa que iban a la asamblea del sindicato, o que acudían al ateneo, para poder regresar a cualquier hora, porque el padre de mirada severa transigía con la tardanza si se realizaba al amparo del sindicato. Aquel me comenta cómo destruyeron una segadora burlando a la guardia, y cómo a raíz de aquello en la siega se implantó la jornada de cuatro horas. Otro más me enseña un revólver que parece sacado de una película del Oeste, “un recuerdo”, me comenta. Uno estuvo en Mathausen, aquel en la liberación de París, este firmó el convenio de las treinta y seis horas semanales en el ramo de la construcción, José defendió Coria de los fascistas porque apañó un fusil y acabó en el campo de concentración de Albatera. Al “cojo” le dieron “el paseo”, le dijeron que echara a andar para tirarle por la espalda, y cogió tal carrera que ni un galgo lo pillaba, y todos se ríen. “El niño de la Juani”, fue el tesorero de la cooperativa, aquí están las cuentas. Bermejo me enseña cómo se parte un bloque de granito para darle el tamaño necesario con un mazo de tres kilos. Julián me explica cómo el sindicato designaba a los empresarios el número de parados a los que tenían que pagarle un jornal diario, trabajasen o no -eso lo dejábamos a cuidado del empresario, peor para él si no te daba faena-… Una foto con muchas mujeres sonrientes vestidas de negro… -son las compañeras, recogiendo fondos -me explica Luis “el camionero”-, nosotros estábamos en la cárcel… Fuimos a implantar el Comunismo Libertario, y nos confundimos de día y de hora, -y se ríen otra vez- ¡qué lío nos hicimos con las claves! Hicimos esta carretera, me escapé de la cárcel, fui un maquis, escribí un manifiesto, me dieron una paliza, a mí otra, y a mí otra, “alguien” mató al bicho del teniente… ¿Pero qué queríais? -les pregunto-… El precio de nuestro trabajo, la tierra, levantar casas, la libertad, destruir al Estado, fumar un cigarro, quemar el dinero, que no hubiera guardia civil, hacer un viaje, un vestido estampado, queríamos esto -y abre los brazos abarcando la habitación…

Lo más curioso, era el relato frío que hacían de una larga sucesión de pulsos y derrotas. Huelgas perdidas, despidos, listas negras… Estaban acostumbrados -me decían. Si te tumban, es sólo cuestión de ponerse en pie, no pasa nada. ¿Y qué es el anarquismo, qué puedo leer? -les preguntaba. El anarquismo es esto -me respondían golpeándome la frente con el índice-, lee lo que quieras. Podemos hacer todo lo que pretendamos en este mundo -afirmaban- basta con quererlo, joder. ¿Y por qué ya nadie es anarquista?… Entonces me miraban con tristeza apagada, furiosa. -Hubo una guerra. Murieron, los mataron, los exiliaron, y sólo nos salvamos nosotros, que tuvimos más suerte, o más cuidado, o más miedo… no sabemos por qué no vuelven los jóvenes, a nadie parece interesarle el sindicato, será culpa nuestra.

Los jóvenes que reorganizábamos “el sindicato”, solo levantábamos su sombra. Eran los tiempos de “los sindicatos”, de las banderas rojas, del partido, de la doctrina correcta y la interpretación científica de la Historia. La CNT no salía del raquitismo, y así sigue dignamente delgada en su fanatismo. Sus hombres y mujeres de la generación de la guerra, hoy en su mayor parte desaparecidos, fueron como los últimos mastodontes, seres a extinguir por la modernidad. Y los Historiadores se están encargando de cumplir la misión de enterradores, con un dictamen seco y contundente: lo que dicen esos hombres, es mentira. No existieron. Son obreros, no saben escribir, no entienden de ciencia, somos nosotros, que no estuvimos allí, los que podemos explicar qué pasó, y por qué ocurrió lo que ocurrió, que en realidad no pasó. Yo he escrito una tesis. Olvidaros de ellos, allí donde triunfaron llevaron la sociedad al desastre. Eso dicen los científicos, los intelectuales, los listillos.

Pero yo sé que eso es falso. Yo lo certifico. Yo los vi. Yo los toqué. Yo los escuché. No hubo personas en el mundo con más desprecio por la mentira que los viejos de la CNT. Para lo bueno y para lo malo, fueron veraces. Existieron, se organizaron, lucharon, vivieron, rieron y amaron. Todo es posible, ellos lo demostraron. Esa fue su herencia. Para silenciarlos, los tuvieron que matar.

Siempre en pie, la CNT.

Por Jorge Gómez, obrero de la construcción, miembro de la CNT.
http://sagunto.cnt.es/2013/07/11/existieron/
http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/24499
(Un texto encontrado en Internet)

Vivir la utopía, un grandioso documental.

Vivir la utopía, un grandioso documental.

Vivir la utopía. Producido por TVE y dirigido por Juan Gamero, se describe la experiencia anarcosindicalista y anarcocomunista vivida en España que transformó radicalmente las estructuras de la sociedad en amplias zonas del bando republicano, evento denominado revolución española, durante la guerra civil de 1936-39.

Consta de 30 entrevistas con sobrevivientes anarquistas de la revolución social anarquista española, cuyo testimonio muestra la labor constructiva de la revolución social, los antecedentes históricos del movimiento libertario español, así como que de utopía no tiene nada. Esta labor constructiva significó la organización de colectividades agrícolas de alrededor de 7 millones de campesinos, 3000 fábricas y empresas colectivamente autogestionadas en las ciudades, la unión de 150.000 milicianos anarquistas contra el fascismo, así como las actividades culturales y el movimiento Mujeres Libres de mujeres contra el patriarcado.

Anarquistas entrevistados: Miguel Alba, Ramón Álvarez, Federico Arcos, Marcelino Bailo, María Batet, Severino Campos, Francisco Carrasquer, Miguel Celma, Valerio Chiné; José España, José Fortea, Juan Giménez, Antonio Lahuerta, Concha Liaño, Fidel Miró, Aurora Molina, Heleno Molina, Conxa Pérez, Suceso Portales, Dolors Prat, Ximo Queirol, Maravillas Rodríguez, Juan Romero, Manuel Sanz, Liberto Sarrau, José Sauces, Josep Serra Estruch, Antonio Turón, José Urzáiz, Antonio Zapata.

Saboteadxs por “comunistas” y Franquistas, la semilla floreció y la pisaron… Pero sigue germinando, ¡aquí y ahora!.

Ver en linea aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=rJAE9ZFYg8o
¡¡Organizate con nosotrxs y lucha!!

REVOLUCIÓN 19 DE JULIO, UN GRITO DE ESPERANZA

REVOLUCIÓN 19 DE JULIO, UN GRITO DE ESPERANZA

Miramos hacia un lado y vemos las miserias de un mundo en descomposición: pobreza, hambrunas, destrucción del territorio…, miramos hacia otro y vemos las miserias de un modelo económico que nos explota y humilla a diario: paro, desahucios…, con optimismo ya vemos incluso cómo nos roban nuestro tiempo a cambio de un salario cada vez menor y peores derechos laborales; incluso, miramos de nuevo y vemos los estragos del autoritarismo: el patriarcado sometiendo a millones de mujeres, el adoctrinamiento en las (j)aulas sometiendo la voluntad de millones de chavales que, poco a poco, van asimilando los valores jerárquicos y competitivos que nos invaden, vemos cómo quien intenta malvivir en este mundo absurdo de opresiones, es reprimido por sus policías, encarcelade en sus prisiones y todo para que Estado y Capital sigan siendo dueños de nuestras vidas.

Ante todo esto hay quienes, desde posiciones reformistas, intentan mejorar aquello que sólo debe ser destruido para la pervivencia de nuestra especie y de todas las demás, hay quienes intentan que este modelo político jerárquico sea más democrático, donde tengamos mayor capacidad de decidir quién y cómo nos va a seguir exprimiendo, como en el mundo laboral donde les listes de turno intentan mantener el sistema de explotación para poder seguir viviendo de sus migajas o, incluso, vemos a quienes abogan por un modelo económico basado en la competitividad que sea más respetuoso con las diversas formas de vida que cohabitamos este planeta…

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Hace ya 78 años, en la Península Ibérica, dio inicio una profunda experiencia colectiva que venía a sentar las bases del fin de todo esto. El 19 de julio de 1936, la clase trabajadora en armas ponía fin a la militarada fascista en muchos lugares de la península, destacando sin duda alguna la labor llevada a cabo en Barcelona, donde fue el proletariado afecto a las ideas ácratas el que se enfrentó con mayor tenacidad a los militares golpistas, demostrando su capacidad autoorganizativa y poniendo contra las cuerdas no ya al fascismo, sino a todo el entramado estatal de la Generalitat y el gobierno burgués de la República. Los años de autoorganización proletaria al margen de las instituciones del Estado, a través del anarcosindicalismo en el campo del trabajo, la autoformación colectiva en los Ateneos libertarios, los grupos de Mujeres Libres (MM.LL.) o las agrupaciones de Juventudes Libertarias, la gimnasia revolucionaria de episodios insurreccionales anteriores… todo, venía a converger ahora en un pueblo que se había educado a sí mismo para recuperar entonces el control de sus propias vidas y que venía a poner fin a siglos, a milenios, de explotación de unes sobre otres. Un pueblo que llevaba a cabo una profunda revolución social que pretendía transformar las bases políticas, económicas, culturales, etc., de la sociedad, alcanzar el comunismo libertario donde nadie fuese más que nadie, donde cada cual pusiese según su esfuerzo y recibiese en base a sus necesidades, acabando así con este régimen donde unes poques tienen de todo y la inmensa mayoría nada. Aquella experiencia, desatada por quienes querían evitarla (militares, burguesía, aristócratas, fascistas…), finalizó drásticamente, ahogada por dos bandos que seguían defendiendo la propiedad, la opresión de una clase sobre otra, de un sexo sobre el otro, el principio de autoridad en todas sus formas, en resumidas cuentas.

Hoy las miserias de entonces perduran, incluso han ido a peor al conseguir sus privilegiades derrotar entonces a les oprimides. Sin embargo, nos queda una importante lección histórica que aprender de aquel momento: la necesidad de organizarnos como clase, de luchar por lo nuestro con nuestro propio esfuerzo, sin aceptar las migajas envenenadas de nadie, con organizaciones propias, autogestionadas y con la acción directa y el apoyo mutuo como fundamentales herramientas de lucha, para golpear y ser capaces de aguantar los golpes de nuestres opresores. Buscar nuestra capacitación colectiva y emprender el camino de nuestra emancipación de toda forma de autoridad, siendo la revolución, la revolución social, en todos los aspectos de nuestras vidas, el necesario grito de esperanza que nos mantenga en la lid hasta el fin de todo privilegio, toda autoridad, hasta la consecución completa de la igualdad total y real.

          CONTRA EL ESTADO, EL CAPITAL Y TODA AUTORIDAD:
¡REVOLUCIÓN SOCIAL!

Federación Ibérica de Juventudes Libertarias
fijl@autistici.org

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Historia de la Gran Vía Madrileña:
Tres meses antes de comenzar la Guerra Civil, en 1936, los dos primeros tramos pasaron a denominarse Avenida de la CNT.

Historia de la Vía Layetana Barcelonesa:
Durante la guerra civil española (1936-1939) recibió el nombre de Via Durruti por el gran compañero anarquista Buenaventura Durruti, muerto en el frente contra los fascistas.

Historia de Vecindario, Gran Canaria.
Hay una calle llamada “Calle de Bakunin”, aquí la foto:
calle De Bakunin. 19 de julio Revolución. cnt lanzarote

Historia de Lanzarote.
Papel oficial del 23-09-1936 donde se informa de la clausura de la Federación Socialista y del Centro de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de Arrecife. Esta última organización, hasta donde sabemos, en 1934 constaba con al menos 500 afiliadxs. Aquí la foto:

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